“Tu Amor por lo que haces, por las historias que
necesitas contar, por los personajes que ansías crear o por las notas que
fluyen de tu Imaginación... el Amor incondicional por todo eso es lo que dará
vida a tus proyectos.
El Amor... la Ilusión... mantendrán girando tu Mundo,
sin importar lo que ocurra a su alrededor.”
“Tu lugar en
El Mundo Creativo” (pág. 35 Volumen II) de Javier Gámez Gámez
Agradezco a
Ignacio López Soriano, autor del libro de relatos “Veintidós cicatrices”, su
invitación a presentarlo. De su persona solo sé que es maestro de vocación
grande y de mucha experiencia. Conozco su trayectoria literaria precisamente
por los relatos que he leído, muchos de ellos premiados en concursos
literarios. Fue en 1998 cuando conocí a Ignacio y a su familia, precisamente
por ganar el concurso de piropos “Villa de Alhaurín el Grande” ya que mi madre,
María Enríquez Carabantes fue la ganadora del I Concurso (1997)”, desde
entonces la amistad con mis padres hizo que disfrutase en muchas ocasiones de su
trato amable y humanista que siempre le caracteriza. Ignacio es creador
literario y ha sabido transmitir a su familia ese amor. Su hija Mar, ilustradora
de este libro, conocida como poeta, es prueba de esta dedicación a la cultura y
de la puesta en valor de las artes y las letras. En la dedicatoria del libro
anuncia y agradece a sus amores más sólidos: Pepi, María del Mar y Helena, las
mujeres que llenan su vida de fuerza, gratitud y esperanza.
Son pues
los encuentros literarios lo que nos une desde entonces. El autor huye de
alabanzas y elogios, quiere la verdad, me confiesa cuando le pido datos
biográficos para mayor conocimiento de su persona. Quiere que me adentre en sus
relatos sin juicios previos ni preámbulos.
En primer
lugar, felicitar a la Editorial Círculo Rojo por su magnífica edición, un libro
es también un objeto con entidad que se puede tocar con las manos, pasar las
páginas, admirar su forma, peso e incluso apreciar el olor a tinta y papel que
posee. Las ilustraciones son otra acogida sensitiva y en este caso atractiva forma
de “entrar al trapo”. Los colores de la portada de “Veintidós cicatrices” atraen
y sugieren. Las ilustraciones interiores, aparentemente sencillas, son dinámicas
con detalles que insinúan sucesos misteriosos o no en función del contenido del
relato al que precede. Felicidades a Mar López Algaba, ilustradora de este
magnífico libro de relatos. Tenemos el objeto libro en las manos y lo empezamos
a amar. Adentrémonos en el prólogo del libro que el autor decide escribir él
mismo, según dice porque no sabe a quién endosárselo. Pues ya ven ustedes que
siempre hay Quijotes de algún lugar del que una quisiera poder acordarse una
vez que salga de la situación en que se ha metido. Al pedírmelo no dudé en
decir que sí, ¿por qué? Creo que por lo
que él mismo autor dice en algún renglón perdido entre las páginas de este
libro, ¡no aprendí a decir que no! Así que me veo en esta y a ver cómo salgo
del apuro. Tengo que expresar que mi empatía hacia Ignacio, Pepi, Mar y Helena
han tenido que ver mucho. Una familia que profesa este amor por la literatura y
las artes tiene que ser correspondida como se merece, con afecto y admiración.
Quiero
pensar que Ignacio sí sabe con quién se la está jugando. Él conoce mi
compromiso con un lenguaje no sexista e igualitario, con una literatura que
revisa los roles aprendidos de nuestra cultura androcéntrica y patriarcal, que
rechazo la violencia verbal, busco en los textos literarios la visibilidad de
la mujer, el compromiso de crear arquetipos femeninos que propongan la libertad
individual y afectiva. Ignacio es lector, antes que escritor, es maestro y
ejerce de inquieto alumno de la vida. Espectador y actor de este mundo
literario que se crea en la propia acción, la búsqueda de un lugar en el mundo
literario. Por eso se arriesga y me solicita presentación de sus relatos.
Gracias Ignacio.
PRÓDIGO EN
HUMOR
Humor no le
falta al muchacho, en el prólogo se dirige a quién lee diciendo: “como sé que
eres muy perspicaz e inteligente (lo demuestra el hecho de que estés comenzando
a leer este libro), ya te habrás dado cuenta del tuteo con el que te trato.”, y
aunque lo diga de broma y una tenga que reírse no le falta razón, lo dice en
las siguientes párrafos hablando de los entretenimientos de masas que prefieren
los personajillos televisivos, casi analfabetos, que firman con dificultad
delante de las enormes colas … “ También anima a “presumibles lectores (o
presumidas lectoras)” a regalar sus libros para así poder entrar de lleno y con
éxito en sus sueños de escritor. Esto sí que lo refrendo yo con gusto, es el
caso que nos ocupa en este momento.
HUMANISTA Y
SENCILLO
Se
posiciona con los humildes, unas veces con Sancho otras con D. Quijote: “la
vileza del ser humano cuando de la inocencia se burla” dice en el relato “Cita
a las nueve”
ARQUETIPO
FEMENINO REBELDE
Trata el
amor platónico de Pepe, cagandando, a
María en el relato “Cita a las nueve” y vuelve con el tema en “Palabras de
amor”
En “Páginas
rotas” aborda dos arquetipos femeninos: Madre que impone el rol androcéntrico y
patriarcal, que educada a su hija para ser ama de casa y esposa dependiente
económicamente y emocionalmente de su marido. Ignacio en este relato hace
visible esta injusticia. El segundo arquetipo femenino es el de rol de hija
rebelde. En “Páginas rotas” lo desgrana línea a línea mostrando el dolor de la
protagonista ante la obligada sumisión y el sometimiento a los deseos primero
de la madre y más tarde en su vida adulta sometimiento y sumisión al marido. El
personaje va construyendo su identidad asumiendo doble personalidad (no deja de
hacer lo que se supone que debe hacer según el modelo aprendido a la vez que
lee de manera casi clandestina) y más tarde (en la madurez) de-construyendo
valores para adoptar con valentía su nueva identidad centrada en sí misma.
Es en el
relato “Las puertas del infierno” donde Ignacio López ahonda en la problemática
de la mujer artista, de entre todas las que podría haber elegido escoge a
Camille Claudel (1864-1943), hermana de Paul Claudel y amante de Auguste Rodín.
Su historia rodeada de misterio y dolor profundo ejemplariza la figura de una
creadora y artista abocada a la locura y apartada de la sociedad.
El título
“Por amor al arte” nos presenta la vida de una pintora que encuentra su camino y
se realiza como tal, concluye el relato: “Supe que quería ser la pintora de las
ancianas, la pintora de las abuelas que guardan como tesoros los dibujos de sus
nietas, la pintora de las viejas que sacrificaron su futuro por un amor, la
pintora de las venerables mujeres que un día consagraron su vida a una pasión
sin esperar recompensa, que vivieron entregadas a la luz de una esperanza por
amor al arte.”
Muchos
otros títulos abarcan problemáticas distintas entreteniendo, informando y
siempre deleitando con una exquisita prosa. Destacan la desmitificación del
amor romántico con el humor que le caracteriza. Cito al autor que nos dice:
“… estas
veintidós miradas al caleidoscopio de la vida deambulan de la emoción a la
obsesión, de la bondad a la crueldad, de la añoranza a la venganza, de la
alegría a la melancolía, de la ternura a la locura… En todas hay amor, en todas
hay dolor. Los protagonistas quedan marcados por la afilada cuchilla de los
momentos vividos y llevarán, para siempre, la más invisible cicatriz, la más profunda:
la que el tiempo deja debajo de la piel. De ahí el título bajo el que se han
recogido para ti: Veintidós cicatrices.”
Y yo como
presentadora agradecida y poeta le dedico estos versos:
es Ignacio
humanista bueno y claro
maestro
humilde y gran conocedor
que prodiga
su verbo sabedor
con humor
compromiso esencia faro
Fdo.:
Aurora Gámez Enríquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario