FRONTERAS AMARGAS


La muerte nos persigue de por vida     
el odio nos desecha con audacia  
he de andar por el mundo a la deriva    
en nuestra propia tierra en democracia. 

En un mundo de espinas, con un muro 
de dolor y de miedo incontenible  
teniendo toda ayuda de extramuros  
y un lazo humanitario bien tangible 

conmueve el corazón de una persona 
legitima el sentido de lo humano   
por la conciencia unánime del Ser. 

La guerra fratricida y destructora 
enfrenta la conciencia al mundo arcano  
destruye dignidad convierte en sed.   

avivando venganzas y fronteras 
se siente a cada paso las cadenas. 

Aurora Gámez Enríquez



¡MÁS ALLÁ DE MI CUNA!



Más allá de mi cuna, mi casa, mi jardín 
mi lengua mi cultura. Sin fronteras abiertas   
todo es maldad oscura, enfrentamiento, guerra.
Si abriésemos las almas del humano sentir  

cerrásemos los ghettos; cortasen alambradas 
quizás, tal vez, solo quizás  
tome forma lo humano remediando el exilio 
lo fraterno se torne ejemplo del auxilio  
la humanidad, mi Tierra, se encuentren reparadas.

Más allá de mi cuna, mi casa, mi jardín 
quizás, tal vez, solo quizás 
mi humanismo se extienda, empatice y florezca    
uniendo corazones generosos que crezcan    
hacia el lado más puro del humano confín.     

¿Despertaremos todos a la humana conciencia?
¿Mantendremos unida la esperanza terrena? 
¿Seremos un presente con dignidad serena  
pidiendo salvación construcción y sapiencia?

Más allá de mi cuna, mi casa, mi jardín 
quizás, tal vez, solo quizás  
encuentre al otro Ser, generoso, extendiendo 
la mano humanitaria que requiere la vida.

Aurora Gámez Enríquez
     (editado en la revista Sur Literatura)



ABRE PUERTA AL AMOR




Si algún día me pierdo entre la niebla 
recoge mi equipaje, es leve brisa. 
De cobijo mi túnica te sirva  
mis huellas sean camino que te orienta. 

No soy mejor, peor, tampoco he sido 
mi paso por el puerto de esta vida 
va siendo independiente de mí misma. 
Igual que muchos otros he sufrido 

exilio por ser pobre, he padecido 
el viento y las heladas me abrazaron 
sufriendo las penurias de un destierro. 

A mi puerta el terror sin piedad vino 
de la muerte del hambre atenazado 
buscando en un refugio mi consuelo. 

Implorando otro suelo:
¡abre puerta al amor, quieren matarle! 
¡abre porque pudieran derrotarle!

Aurora Gámez Enríquez