La
muerte nos persigue de por vida
el
odio nos desecha con audacia
he
de andar por el mundo a la deriva
en
nuestra propia tierra en democracia.
En
un mundo de espinas, con un muro
de
dolor y de miedo incontenible
teniendo
toda ayuda de extramuros
y
un lazo humanitario bien tangible
conmueve
el corazón de una persona
legitima
el sentido de lo humano
por
la conciencia unánime del Ser.
La
guerra fratricida y destructora
enfrenta
la conciencia al mundo arcano
destruye
dignidad convierte en sed.
avivando venganzas y fronteras
se siente a cada paso las
cadenas.
Aurora Gámez Enríquez